El pasado viernes 24 de marzo, nuestro Teniente Hermano Mayor tuvo el honor de ser el pregonero de la IV Exaltación al Nazareno Penitente. Desde la Pro Hermandad de la Quinta Angustia queremos darle nuestra más sincera enhorabuena.
Adjuntamos a continuación el Pregón:

EXALTACIÓN AL NAZARENO PENITENTE

IV EDICIÓN

Iglesia Conventual del Santo Ángel 

Cdad. PP. Capuchinos

Organizado por la Hermandad de la Sangre

Córdoba

EXALTACIÓN ANAZARENO PENITENTE

INTRODUCCIÓN:

Sólo, en tu silente retiro voluntario,

resumes todo un año en unas horas.

Recogimiento en efímeros momentos,

instantáneas que se van sin darte cuenta.

Enfundado en tus colores penitentes,

caminas como Él, junto a Él, unido a Él.

La luz, tu única compañera de viaje, 

conduce tu plegaria hasta el regreso.

María, una vez más acudo a tu llamada,

vistiendo mi túnica de hermano.

Soledad en este amargo dolor que compartimos, 

queriendo encontrar un momento de consuelo.

Nazareno en larga hilera condenado,

peregrino tras la Verdad que te hará libre.

Pides perdón por tantas culpas otorgadas

y reclamas del cielo un hueco cuando toque.

Uniformado Ejército, nos da públicamente,

su Fe, en forma de regalo desde siglos.  

Llama que entre callejas y rincones, serpentea,

en luminaria interminable, ceñida a la cintura. 

Sin identidad alguna, me presto a acompañarte,  

en tus horas más amargas, Jesús mío. 

¿Cómo aliviarte Madre, mecida entre varales,

si en Vía Sacra me hallo hasta su encuentro?

La exorna, que alfombra vuestros Pasos, 

son tejidas por manos primorosas cada año.

Ciudad ésta, testigo fiel de encendida devoción,

que conserva desde siglos este amor inmenso.

Un año más, cofrades cordobeses por las calles,

perdidos en el embrujo de esta Córdoba creyente.

Quédate con tus rezos y recuerdos, penitente, 

en la espera de ver recibidas tus plegarias. 

¡Y guarda tu túnica de nuevo que ya es Pascua,

porque Él está de nuevo entre nosotros!

PALABRAS DE SALUTACIÓN:

Mi querido amigo Juan José: 

Esta nos la debíamos, porque ya no es una sino varias, las veces que tú y yo hemos vivido este hermoso papel de presentar al que anuncia, al que mostrará el amor dibujado a través de sencillas líneas, en la Cuaresma de esta Córdoba que penetra y cala hasta los huesos. 

Gracias de todo corazón, hermano. 

Saludo al Hermano Mayor, Junta de Gobierno y hermanos, de la Hermandad Sacramental, Seráfica y Cisterciense de Capataces y Costaleros de la Santa Cruz y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Conversión, Nuestro Padre Jesús de la Sangre en el Desprecio del Pueblo, Nuestra Señora Reina de los Ángeles en sus Misterios Gozosos y Dolorosos y San Juan Evangelista.

Al Guardián y Comunidad de Frailes Capuchinos, que nos acogen una vez más en el regazo y recogimiento de esta Iglesia conventual, del Santo Ángel, tan única, tan auténtica. 

A la Agrupación de Hermandades y Cofradías, Hermandades de Penitencia y de Gloria y de una manera especial a las Hermandades  hermanas no sólo de esta Iglesia, sino de la vecina de San Jacinto y en definitiva de la Parroquia de San Miguel Arcángel aquí presentes, símbolo inequívoco de hermanos que lo somos.

A mis Hermandades de la Buena Muerte y de Jesús Caído.

De todas ellas, permitidme la licencia de que cite a la más reciente, a la más joven. Mi querida Pro-Hermandad de la Quinta Angustia, aquí representada. 

Saludo con afecto al resto de Autoridades. Eclesiásticas, Civiles, Militares y Académicas, que por su amistad y compromiso, me han querido acompañar hoy aquí y….a esta hora. 

A la Banda de la Hermandad de la Esperanza que nos acaba de mostrar su exquisito talento musical al inicio de este Acto y que pondrá más tarde, el broche final al mismo. 

A los familiares, amigos y en definitiva a los cofrades de Córdoba que se unen una vez más para escuchar a este humilde exaltador. 

Gracias a todos y que Nuestro Padre Jesús de la Sangre y Nuestra Señora Reina de los Ángeles, os lo premien. 

DESARROLLO DE LA EXALTACIÓN.

PRIMERA PARTE:

Córdoba es transformada en tan sólo unos días. 

Es otra Córdoba dentro de ella misma. Se respira distinto. Huele distinto. 

El Sol y la Luna, el día y la noche, la luz y la tiniebla, el silencio y la bulla. Creedme. Todo es distinto. 

Hasta las lágrimas de emoción y de alegría también son distintas. 

Abarrotada Córdoba de túnicas y capirotes, de trajes y corbatas enlutadas, se mezclan con mantillas de las abuelas que prestan a sus hijas o a sus nietas. 

Sagrarios relucientes por doquier, que invitan a la meditación contemplativa y nos enseñan a Jesús transformado en Hostia Santa, para la veneración de los fieles y devotos que se acercan hasta ellos. 

La Iglesia nos anunciará participar de los Sagrados Oficios, que ya celebraban los apóstoles y los primeros cristianos.

Altares de insignias matemáticamente exornados, donde los elementos que se muestran, son el meollo del Guión penitencial, la esencia de lo que la propia Hermandad nos quiere mostrar en la calle en el día que habrá de hacer su Estación de Penitencia. 

Ropa nueva y mesas petitorias en radiante Domingo de Ramos, entre Palmas y Hosannas al que viene en nombre del Señor.

Incienso, Azahar, Casullas de Acólitos envueltos en niños de Esclavinas. 

Uniformes de Bandas en un ir y venir de acá para allá y Torrijas que pretenden endulzarnos los amargos momentos que se anuncian. 

Costaleros que se enfundan fajas y costales de resuello para darlo todo allá abajo. 

Y por fin, nazarenos penitentes que refugiados en sus hábitos, se dirigen en silencio hacia su Iglesia. 

Miles de ellos cada día, nos ofrecen su regalo más devocional de acompañar a Jesús y a María por su barrio, por la ciudad y hasta la primera Parroquia que es la Cátedra de Córdoba y Templo entre los Templos. 

Id por todo el mundo y predicad el Evangelio, dijo el Señor. 

Sobre sus Pasos, en ascuas de Retablos en la calle, Jesús y su Madre. 

Los protagonistas de esta auténtica historia que se inicia y termina cada año, cuando la Cuaresma puso fin para dar comienzo a la alegría de Jesús montado en un Pollino y al posterior escarnio que es la Pasión, el Martirio, la Cruz, hasta la Muerte. 

Nos encontraremos a María desgarrada de dolor y sin consuelo, hasta que de nuevo brille fulgurante la luz, tras la Losa que descorrida en el Sepulcro, nos llene el Alma, cuando un Ángel nos anuncie: 

“No tengáis miedo; ya  que buscáis a Jesús crucificado. No está aquí porque ha resucitado como había dicho”

SEGUNDA PARTE:

Penitentes en alargada hilera, deslumbran a quien los ve como quien calla otorga. 

Como si aquel que siendo espectador, se contagiara de sus cuitas y sus penas, de sus plegarias y peticiones más inconfesables. 

Penitentes como digo, en alargada hilera de fervores escondidos, recorriendo las calles de este laberinto bellísimo de una ciudad verdaderamente escogida por los dioses. 

Penitentes en fin, que han sabido aprender de sus mayores, que acompañar  a Jesús y a María  es el Acto sublime que transformado en Estación de Penitencia, une con denodado esfuerzo al cristiano o al que sólo lo es, ese día grande con su Hermandad. 

Esa Hermandad que convertida en Cofradía, nos ha echado el lazo de amor inmenso uniendo familias, amigos, gente que como un gran equipo, viste los mismos colores y sale al campo a jugar, eso sí; con la Fe por delante, con la Pasión que nos emociona. 

Guiados siempre por la luz que nos lleva a la Paz que es el culmen y bajo el Slogan más impactante: “Mirad como se aman”.

Adoquines que alfombran pies descalzos rememoran un año más a Jesús, que portando sobre sus hombros su martirio, iniciaba su última andadura hasta el Calvario, pisando el mismo suelo frío y húmedo. 

Nazareno de luz, que en tu escogida penitencia recorres un año más las calles cordobesas.

Horas sin descanso, convierten tu silencio penitente en meditación, recogimiento y soledad buscada. Algo que esperabas desde tiempo. 

Quiero acompañarte Señor en tu destino y calmar tu sed con mi oración. 

Quiero María Santísima, servirte de consuelo como Juan cuando tiernamente, dulcemente, extiende su mano en abrazo filial ante este duelo, arropada por los Ángeles que acompañarán tu nombre eternamente. 

Nazareno que aferrado a tu cirio, derramas la cera como lágrimas que imploran su perdón. 

Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero.

Es el propio Credo transformado en llama de tiniebla, como aquella Zarza en fuego inagotable que servía de ofrenda al Todopoderoso. 

Sólo por llamarte nazareno, emulas a Jesús y eso te ensancha el corazón. 

Tras tu obligado anonimato, escondes tus miserias y pides perdón por tantas culpas

Noche llena de rezos, que salvan almas, sanan enfermos y ayudan a quien no tiene. Tantos, como las cuentas del Rosario que prendes en tu mano. 

De niño, allá en Posadas, recuerdo como mi madre me vestía con la túnica de la Hermandad de Jesús Nazareno al igual que a mis hermanos y eso que no éramos pocos; casi un Tramo sólo para nosotros. 

Guardo con fortuna esas imágenes tan frescas en mi mente al igual que me acuerdo como ayudaba a mi Abuela María Luisa a colocar en sus balcones, las colgaduras que conservaba como nuevas y que ponían el toque cofrade a su fachada.

TERCERA PARTE:

Cuando un año más he colocado en el sosiego de mi habitación los avíos penitenciales de mi Hermandad, he repetido mis manías como lo hago siempre cuando me enfrento cada año ante este rito. 

A solas. Meditando lo importante que es hacer Estación de Penitencia con Él y con Ella. Acompañando a María y a Jesús, en los momentos más difíciles de sus vidas. 

Y siempre como si fuera la primera vez. Con la misma ilusión y como no decirlo, con los mismos nervios y una emoción difícil de describir.

Ahí estarás tú tras tu oculto semblante, como uno más, abriéndole camino entre la muchedumbre que  abarrota las callejas y rincones. 

Eres pieza angular de este cortejo que en silenciocontrasta con las fusas, semifusas e infinitas notas musicales, que al compás de trompetas, tambores, clarinetes, tubas y platillos, otorgan el ritmo acompasado de nuestros Pasos. 

Ahí estarás, te digo, en medio de la nube que alcanza el cielo inalcanzable, cuando acólitos mecen con verdadero mimo los turiferarios, lanzando incienso a lo más alto. Aroma inconfundible de esta Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. 

Dios te salve María, mecida con destellos de amores bajo el Palio. 

Sólo me consuela el tintineo de tus varales jugando entre los flecos de tus cuidadas bambalinas, que escucho desde lejos y sin volver la mirada ni siquiera un sólo instante para verte, mirarte, contemplarte. 

Quiero enjugar tus lágrimas con las mías y sirva mi hábito nazareno para secar tu rostro Madre mía. 

Quiero Jesús, acercar mi túnica limpiando tu semblante lacerado, como hiciera ella en tu Vía Crucis.

Cerca ya de mi regreso penitente, resumo en mi mente todo lo vivido en esta noche. 

Sensaciones y recuerdos se agolpan en desorden, cuando traspaso de nuevo el umbral de nuestro Templo. 

Generosa mano que torna mi luz en la tiniebla. Esa luz que ha sido mi faro y mi cayado, en esta Córdoba sumida en un halo de plegarias. 

Una Córdoba que para cada uno de los nazarenos que han querido compartir unas horas de verdadero encuentro con sus Cristos y sus Vírgenes, supondrá un año más en su historial cofrade, al igual que restará otroirremediablemente hasta la Gloria. 

CUARTA PARTE:

Pero este año la Mezquita-Catedral abrirá sus puertas de par en par, como quien abre sus brazos amorosos, dispuesta a recibir uno a uno a todos los nazarenos que quieran abrazarla. 

Surcarán entre sus infinitos arcos, fustes, capiteles, medallones de rollo y atauriques, junto a un nutrido haz de egregias Capillas que son historia viva de nuestra tierra y de los prohombres que la amaron. 

Todo esto por la única y poderosa razón de reafirmarse ante el Santísimo, custodiado en el joyero más sublime y excelso que es nuestra Santa Iglesia Catedral, fruto de la sabiduría en derroche de amor de quienes la diseñaron como es y como sigue siendo. 

En esta próxima ya Semana Santa que anunciamos, serán las Cofradías y sus hileras interminables de nazarenos, las que nos ofrecerán un enorme regalo de fe y de esperanza, en esta ciudad Patrimonio del mundo, testigo de este hito único e inigualable.

El Patio de los Naranjos, será la Mantilla hecha de palmeras, cipreses y azahares que acompañen junto al tañer de las campanas, ese dolor de luto que penetra hasta los huesos, cuando desfilen ante nuestros ojos, interminables filas de nazarenos en justo  silencio espectrante de la noche. 

En esta Primavera de olores, fundiremos el incienso,  para que surja un aroma que al igual que inconsistente, sirva de pócima que endulce los sentidos entre Palios y Pasos de Misterio. 

Ante este sufrimiento anualmente repetido, afloran por doquier notas musicales en forma de música sacra de esta tierra andaluza. 

Marchas en juego de instrumentos ordenados por manos que saben dibujar en el difícil trazado rectilíneo del pentagrama. 

El vértigo que ello me produce, no es sino el desconocimiento brutal, que me lleva a la admiración más absoluta hacia quien es capaz de crear desde la nada, eternas notas musicales, sin duda alguna, imperecederas.  

QUINTA PARTE:

Te suplico Madre, Reina de los Ángeles, por los que no creen…..y pretenden que esta oración pública de miles de cordobeses en las calles, sea algo banal y sin sentido, o lo que es peor, barrerla de la historia. 

De siglos de nuestra historiaLa auténtica, la de la verdad irrefutable e incontestable. 

La mejor manera de mostrarles nuestra fe, es con nuestro ejemplo. 

¡Los cristianos sabemos poner la otra mejilla!

SEXTA PARTE: 

Jamás solicites tu Papeleta de Sitio como el que coge o adquiere una Entrada. No lo hagas nunca. Porque si lo haces alguna vez, habrás pervertido la esencia misma de lo que proclamamos en la calle. 

Hacemos Estación de Penitencia. Es decir; ni paseamos, ni los paseamos a ellos. 

Si no te encuentras con la fe suficiente, con las ganas de hacer tu anual acto de contrición y de reflexión personal, no vistas la túnica, ni arrimes la cerviz a la Trabajadera.

Pero si por el contrario; si más que nunca deseas imponerte tu túnica y ceñirte tu faja, no lo dudes. Proclama a todo el mundo que deseas acompañarlo a Él y a Ella. 

A Jesús y a María, como San Juan Evangelista y María Magdalena, lo hicieran hasta postrarse ante la Cruz. 

Escúchame costalero. Antes o después de tu historia de ahí abajo entre zancos, zambranas y trabajaderas; entre sudor, dolor y sufrimiento, no dejes de vestir tu túnica: la de tu Hermandad. 

Te lo digo porque quien te habla hoy desde este Atril, ha sido nazareno, costalero y nazareno de nuevo, hasta que mis fuerzas no acompañen ya a mis ganas. 

Si lo haces, recuerda tan sólo estas palabras de un cofrade más de esta Ciudad a la que ama profundamente y dime como se ve esa Córdoba desde el cubrerrostro, desde el recogimiento y desde esa soledad de horas elegida libremente.

Sin duda alguna, un lujo que nos permite esta Semana Santa, tan nuestra, tan brutal.

Esa es nuestra verdadera Fe. La Fe cargada de tintes de nuestra tierra, aderezada con los sones de una Banda o con el mudo silencio penetrante del ruán, capirotes de uno diez y colas recogidas.

Insisto. Esta es nuestra Fe. Mezcla de alegría del Domingo de Ramos y luto en los días más Sagrados de esta Semana que llamamos Grande y que es nuestro faro y nuestra Guía.

Hemos heredado esta Fe; y porque la hemos heredado, hemos de cuidarla, mimarla y protegerla. 

Más aún, cuando se avecinan tiempos turbios para conservarla intacta y cuando más debemos demostrar que lo somos, enarbolándola como bandera de amor entre los hombres. 

Es por ello, que hemos de saber trasmitirla a nuestros hijos y a nuestros nietos, sin ambages.

Transparente y clarapenetrante y directa, como lo era y es, la Palabra del Señor. 

Las Hermandades y Cofradías son fuertes porque se aman y se respetan en ese amor. 

Sin embargo, se vuelven débiles y banales, cuando se pierden en rencillas, envidias y rencores, que no van a ninguna parte.

Nuestra fuerza es el ejemplo y el ejemplo es Él. Jesucristo hijo de Dios vivo verdaderocomo intercesora, Ella. María. Únicamediadora de nuestros miedos, dudas y temores.

Salgamos a la calle, un año más, hermanos penitentes, a dar muestras de ese amor inmenso. 

De esa devoción no contenida, mostrando a Córdoba y al mundo,que sabemos cuidar de nuestros valores cristianos arrastrados por el tiempo desde siglos, hasta nuestros días. 

REFLEXIÓN FINAL

No quiero terminar mi Exaltación, sin ofrecer Señor este último rezo, por tantos y tantos nazarenos que ya no nos muestran sus descalzos pies por nuestras calles. 

Los que por una enfermedad, observan el discurrir de nuestras Cofradías desde el alféizar de su ventana o tal vez asidos a la baranda de su balcón que previamente han embellecido con la colgaduraque sin duda han anudado con esmero.  

También  de aquellos  otros tan cercanos, que ya no se encuentran entre nosotros y que un día nos enseñaron este arte sacro del hábito y del cíngulo. 

Esta liturgia que nos permite unirnos un día al año, al dolor de una Madre que llora el destino reservado por Dios para su Hijo, por la salvación del mundo. 

Nuestro consuelo, es saber que ellos ya nos miran desde el cielo, desde ese privilegiado Palco. El más alto de todos, dándonos ese soplo que es el aliento de la Fe, la Esperanza y la Paz en Dios nuestro Señor. 

Que así sea. He dicho.

R. Jaén